Mesa 1: El Derecho a Desobedecer

Acá dejamos algunas frases de la primera mesa en conmemoración del centenario de las luchas obreras en La Forestal: "El derecho a desobedecer", realizada el 12 de febrero de 2021 en Villa Guillermina.

Alejandro Jasinski





“Tenemos una gran alegría de comenzar esta mesa con el título El derecho a la desobediencia estemos acá con Daniel Yofra, Patricia Nievas y Elizabeth Gómez Alcorta, que entendemos que representan hoy ese sujeto que hoy están ejerciendo más que ninguno ese derecho” 

“Venimos a abrazarnos con aquella historia, que fue una historia negada y amputada, desde 1921 cuando ocurrió la masacre, recién 40 años después, teníamos un primer relato sobre aquellas huelgas, sobre el significado de aquel ejercicio del derecho a la desobediencia” 

Jasinski se centró en narrar los episodios conflictivos de hace cien años, cómo era el régimen social y productivo en aquellos pueblos y fábricas, cómo fue la organización obrera y cómo se desarrollaron las luchas, que terminaron con la revuelta y la masacre. 

Destacó la brutalidad de la empresa al implementar una contraofensiva con tres armas, la dilatación del cumplimiento de los acuerdos ganados por los trabajadores, el uso de la fuerza extrema y el poder económico a través del lockout. 

Destacó el pliego de condiciones presentado entonces por los trabajadores. “Hoy nos acordamos de Úrsula, asesinada brutalmente, y en aquel momento la Gendarmería Volante asesinó a Antonio Lugo, una chica de 14 años que intentó evitar que estos policías violaran a su madre”. 

Contó que “las luchas obreras cambian la historia, provocan en La Forestal un cambio de estrategia, y cambio se conoce en la memoria de los pueblos forestales como el de la Forestal Benefactora.” 

Y explicó que convivieron entonces La Forestal benefactora con La Forestal autoritaria y explotadora: “El dicho más conocido es que a uno se le quemaba una lamparita y La Forestal se lo cambiaba, le llevaban el cajón de verduras y la leche a la puerta de la casa, no necesitabas nada porque La Forestal lo daba todo y gratuitamente; sí, pero era así porque los trabajadores volvieron a trabajar 12 horas, ya no las 8 horas conquistadas y le siguió negando otros derechos, porque de algún lado había que sacar la ganancia para redistribuir en el territorio y llevarse afuera” 

Destacó que por eso la historia posterior también estuvo llena de conflictos sociales, recordando otra masacre en Villa Ana en 1928, la reorganización del sindicato en 1936 y el rol de Rogelio Lamazón, un caudillo del radicalismo popular asesinado en 1940. 

Finalizó señalando las “cuatro ideas que nos da esta historia de La Forestal, que tienen que ver con la violencia, que a veces se evade en el discurso, es molesta, pero está presente, la violencia extrema que le sirve a quienes pierden los privilegios para refundar los órdenes sociales”, y recordó la historia de los obreros asesinados y desaparecidos por el terrorismo de estado en la década de 1970. “Hay otra violencia, más o menos visible, que tiene que ver con las condiciones de trabajo, el obrero que aspiraba veneno y tantos otros que mueren entregando su esfuerzo en la producción”. “Otra violencia, estructural, que es el capricho de la propiedad privada, que es la que se expresa en el lockout, ‘no me gusta, te cierro la fábrica’”, señalando que los trabajadores y ano pueden discutir las condiciones de trabajo, sino la ración diaria y la rotación. Finalmente, señaló que hay “una cuarta violencia, la cultural, que es la que nos hace creer que frente a estas condiciones no tenemos derecho a desobedecer” 

Patricia Nievas 


Oriunda de Calchaquí y docente y trabajadora social en Reconquista, con más de 15 años en trabajo junto a comunidades mocovíes, orientó su exposición bajo el lema de que “Ya no queremos ser el Norte postergado” y llamó “a poner en tensión los antagonismos existentes propios del sistema capitalista.” 

Reflexionó sobre la necesidad de indignarse y “el derecho ético, político y social para dar a conocer los rostros de la historia silenciada” 

Se refirió al evento señalando su importancia para los debates actuales: “Las investigaciones llevadas a cabo por historiadores comprometidos, sobre trabajadores de la empresa La Forestal a comienzos del siglo XX, y las condiciones materiales de existencia y explotación, continúan siendo un tema no solo pendiente en la historiografía sino asimismo en los debates actuales que desentrañen la configuración identitaria de la Zona Norte Santafesina y permitan fortalecer propuestas para mejorar las condiciones de vida.” 

Señaló la reivindicación de esta revuelta centenaria como “primera ruptura simbólica” para una zona donde “crecimos con un presagio acentuado en el lenguaje como destino-condena: los Pueblos fantasmas de la Forestal”. 

“La contracara de la historia de nuestra Zona Norte se concilia de alguna manera con el homenaje a Teófilo Lafuente.” 

Nievas, se refirió al pliego de condiciones presentado entonces, a su último punto donde se exigía respeto de las jerarquías hacia los obreros: “Respeto, en su acepción significativa, llama a reconocer que algo es digno de ser considerado, sin causarle ofensa o perjuicio.” 

Se refirió en la actualidad al problema del desarraigo: “Como Trabajadora social y educadora en la formación de futuros trabajadores sociales de nuestro norte santafesino, con estudiantes que vienen de Villa Guillermina, Villa Ana, Tartagal y La Gallareta, desde la interacción que permite la docencia, pesa muchas veces la construcción subjetiva de subestimación, desarraigo y culpa a la hora de abandonar el pueblo que los vio nacer y crecer, para forjar un proyecto de vida” y explicó que “el desarraigo y el vaciamiento sigue existiendo. Pensar en un modelo para el mejor vivir de los pueblos forestales de la zona norte de la provincia de Santa Fe, implica un compromiso político y social que repare las heridas que han desgarrado nuestra zona.” 

Se refirió al artículo de Osvaldo Bayer publicado en Página 12 en 2001, luego de la visita a la zona junto a Gastón Gori, “Dejamos los caminos vacíos de La Forestal. Duele la burla. En casi todas las ciudades santafesinas hay una calle con el nombre de Enrique Mosca, el que dio una guardia uniformada a la empresa para que ningún obrero osara luchar por sus derechos. En cambio, en ningún lado se lee ni siquiera una placa en recuerdo a Teófilo Lafuente, el digno luchador por los derechos humanos en esa tierra rojiza.” 

Daniel Yofra 


Agradeció a los organizadores y a la comuna, por la invitación y por el recibimiento, que incluyó una visita por el pueblo de Villa Guillermina y las viejas instalaciones de La Forestal, que incluyeron el predio de la ex fábrica de tanino, actual empresa de tableros aglomerados en crecimiento. 

Dijo que la visita le hizo refrendar el odio que siente hacia el capitalismo y “volver a fortalecer el pensamiento que tengo hacia esa clase, porque soy clasista, defiendo a mi clase que es la clase trabajadora.” 

Se refirió a los trabajadores esclavizados, perseguidos, indefensos, porque hoy “tenemos en general una dirigencia sindical y política que mira hacia otro lado cuando se tiene que defender a los trabajadores, el resultado está cuando vemos que el 50 por ciento de los trabajadores registrados es pobre”. 

“Después de cien años de lo que ocurrió en La Forestal, hemos aprendido muy poco, o más bien nos han devastado, ahí con distintos procesos de persecución, tortura y desaparición” 

“Hablaban de que a estos pueblos se los había estigmatizado como pueblos fantasmas, y a los trabajadores se los vive estigmatizando” 

“En este momento lo más importante para los dirigentes que tenemos la responsabilidad de que a nuestros trabajadores los respeten, como decía uno de los pedidos de los compañeros de La Forestal, es importante la batalla cultural, porque en ese momento se hablaba de persecución, del control del mercado, del transporte, de la economía y las finanzas, y hoy también sigue sucediendo, sigue existiendo la explotación, porque nosotros tenemos en el primer eslabón de la industria aceitera que son los trabajadores del campo y en la mayoría de los lugares trabajan en condiciones de esclavitud, después de cien años de La Forestal, del Cordobazo, del Villazo, del Rosariazo, de todos los movimientos obreros, que nos dieron lugar a nosotros, que no somos los primeros que empezamos a luchar por los derechos de los trabajadores, y acá nomás tenemos a la empresa Vicentín que no solamente estafó al estado, a sus trabajadores, como los de Algodonera Avellaneda, sino que la sociedad sale en apoyo a una empresa estafadora. Evidentemente, tenemos que poner más empeño en la batalla cultura, por eso estos espacios de memoria donde nos tenemos replantear las cosas que pasaron y siguen pasando, los dirigentes tenemos la responsabilidad de denunciarlo”. 

“Los obreros de hoy somos producto de esas luchas. A los aceiteros nos conocen por el salario mínimo, vital y móvil que tenemos hace doce años, pero lo más importante es la conciencia que adquirieron estos trabajadores, de pelear por lo que les corresponde, por saber sus derechos, qué tienen que ganar para vivir dignamente de acuerdo a lo que establece la ley de contrato de trabajo en su artículo 116 y el artículo 14 bis de la Constitución.” 

Se refirió a las luchas aceiteras que además consiguieron el comité mixto de seguridad e higiene en todo el país y eliminar prácticamente la totalidad del sistema de contratistas que precariza aún más a los trabajadores y llamó a los demás dirigentes a seguir estas luchas, que no se trata de una lucha posible porque las empresas son agroexportadoras, recordando que en los 90 todos los aceiteros se morían de hambre. 

“No es una cuestión de las posibilidades que tengan las empresas de darnos lo que nos corresponde, sino de la posibilidad que tengamos nosotros de pelear por nuestros derechos, por eso es muy importante la concientización, porque la estigmatización nos fue acorralando a la clase trabajadora de que no tenemos derechos a reclamar, a faltarle el respeto al patrón, que no tenemos derecho a tener una vida digna.” 

Se refirió a la estigmatización basada en la crítica a los dirigentes por su aspecto físico o porque son multimillonarios: “Hay sindicalistas que son multimillonarios, eso es verdad, pero los medios no lo hacen para favorecer a los trabajadores, sino para que los trabajadores no crean en la dirigencia sindical, para que no crean que tienen la posibilidad y la esperanza de organizarse, de hacerle creer que individualmente van a poder salir adelante, y cada vez estamos peor”. 

“Hay claros ejemplos dentro del sindicalismo y la clase política de que se hacen las cosas bien, que pelean por los trabajadores ocupados y desocupados, de los pobres, que somos cada vez más”. 

Se refirió a las luchas que había que recoger de tantas luchas históricas, para “tener el control, si no podemos tener el control de nuestro lugar de trabajo, menos vamos a poder pelear contra el sistema, contra el capital. Cómo es que cada vez que peleamos por aumento salarial, tenemos que presentar un certificado de pobreza, no se le pide los balances a las empresas que corresponde pedir los gobiernos de turno, no los investigan en la triangulación [en referencia al negocio de las agroexportadoras]”. 

“veía una estatua en homenaje al compañero Teófilo Lafuente, me parece muy importante, pero me parece también importante que los dirigentes entendamos que aquellas luchas no han sido en vano, que tenemos que defender a nuestros trabajadores y no a esa clase que nos desprecia desde siempre, por eso no podemos salir a defender a Vicentín.” 

Finalmente, concluyó: “tenemos derecho a ser desobedientes y nos sentimos orgullosos de ser desobedientes”

Roberto Mirabella














El senador nacional por la provincia de Santa Fe, señaló que "históricamente la desobediencia se constituyó como un motor importante para la expansión de derechos, para la conquista de la democracia, por ejemplo, por movimientos populares desobedientes". 

Dijo que "ejemplos sobran, desde el espíritu y la sed de independencia que tenían nuestros próceres hace doscientos años, pasando por los movimientos populares y las peleas por los derechos de los trabajadores que comenzaron a fin del siglo XIX, que como tambien recordar el 17 de octubre de 1945 que dio nacimiento en aquella gran movilización por la libertad de su líder con el que se había reconocido una gran cantidad de derechos de los trabajadores". 

"El profeta Isaias decía que la hora de la justicia será la paz, el servicio de justicia traerá tranquilidad y confianza, decía, y mientras vivamos en un mundo injusto, mientras tengamos tantos hermanos y hermanas que luchan por un plato de comida, que vivan en la pobreza, no habrá paz, no debemos tener paz".

Dijo que era un agradecimiento enorme participar de esta conmemoración y planteó entonces una propuesta surgida del grupo organizador del evento, que es plantear en el Congreso de la Nación, a través de un proyecto de ley, el 29 de enero como día nacional de la memoria en desagravio de los pueblos forestales de la provincia de Santa Fe, "que permita estar reflexionando cada año que modelo de desarrollo sustentable queremos tener, que queremos hacer con nuestros recursos naturales, en que sociedad queremos vivir y de que manera podemos construir una comunidad con justicia, con decencia, donde todos y todas podamos disfrutar de los bienes y del mundo en que vivimos".

Elizabeth Gómez Alcorta


La ministra se disculpó por no poder estar presente en el evento, debido a los sucesos de la semana que demandaron en el Ministerio medidas de urgencia.

Saludó a los organizadores del evento Por las Hendijas del Quebracho y el tipo de conmemoración propuesta que implica discutir el pasado y los problemas actuales de la sociedad. "Así como también las distintas implicancias que tiene este evento histórico hoy. Nombrar lo que sucedió en La Forestal, pero también recordar a los y las compañeras que pusieron el cuerpo para modificar esas condiciones de vida y opresión a las que fueron sometidas, es un acto de justicia reparadora para ellos y ellas, pero también es un ejercicio de construcción colectiva de memoria sumamente necesario".  

En este sentido comenzó poniendo el foco en la importancia de la construcción de la memoria colectiva, que significa "pujas de poder, de silencios, de voces acalladas" porque "la memoria también es política". 

Retomó en este sentido la propuesta del evento, de recuperar como campo de batalla la lucha de aquellos trabajadores, pero también correrse del lugar de la tragedia, "para pasar a nombrarlo como un foco en la fuerza colectiva que tiene la lucha obrera". "Se trata de distintos modos de procesar el legado trágico, lo que no podemos permitirnos es no hacer algo con aquello que ocurrió, porque el olvido y el silencio también son una política de memoria". Y en este sentido se refirió a la importancia actual de los juicios de lesa humanidad que se llevan adelante.

"Celebro el cambio del enfoque, que es poner el acento en esa capacidad transformadora que tiene la desobediencia colectiva, no porque no sea necesario nombrar la tragedia, sino porque el giro nos coloca como protagonistas a la movilización popular pero también a los y las herederas de esas luchas" ya que se demuestra que "frente a las desigualdades estructurales, la única respuesta de transformación es siempre colectiva".

"nos recuerda que los derechos se conquistan, que tenemos que tener una responsabilidad histórica como agentes de cambio".

Se refirió específicamente a las luchas de las mujeres, que no comienza en 2015 con el lanzamiento del movimiento Ni Una Menos, sino que hay que recordar "los lugares de desobediencia que han ocupado cientos de miles de mujeres, lesbianas, gays, transexuales, bisexuales, a lo largo de nuestra historia, también son condición necesaria para que haya un momento de inflexión en donde sin lugar a dudas lo que pasa es que esa resistencia y desobediencia de algún modo se masifica y se convierte en un actor o actriz política, pasa a hablar a conquistar la agenda política, pasa a hablar con el poder". 

Se refirió a cada uno de las conquistas de las mujeres que culminó como último punto la conquista de la ley por el aborto legal, seguro y gratuito, "que también tiene una larga historia en nuestro país que es interesante ponerlo como contrapunto porque se vincula en el movimiento de recuperación de la democracia en 1983".

Se refirió a "las enormes dificultades que tiene el estado para responder sobre violencias estructurales en materia de género", pero que se debe nutrir de la "irrupción, de salir a la calle para exigir que no nos maten más, que vivas y libres nos queremos", que "dejaron en claro tres cosas: que las violencias por motivos de género no se toleran más, que se trataba de un reclamo masivo, que hay que transformar los modos en que se abordan esas violencias, la masividad que alcanzan esas consignas en sus innumerables formas puso de manifiesto sobre todo ese carácter estructural y sistémico que guardan las violencias por motivo de género, pero que además está reforzado en problemáticas que sin lugar a dudas involucra a toda la sociedad en su conjunto y requiere profundas transformaciones para poder decir que no es utópico una vida libre de violencia".

Se refirió a los distintos hitos del movimiento feminista, entre ellos la creación del pañuelo verde, "con la importancia que tienen los pañuelos en nuestra historia contemporánea". y puntualizó en la necesidad de la masividad para el reclamo de un derecho: "y a partir de ese movimiento desde 2015 y luego en 2018 con la enorme masividad, genera dos efectos: la pérdida de la clandestinidad, que formaba parte de las desobediencias frente a los mandatos, que era decir que no quiero continuar con un embarazo porque no lo deseo, que era oponerse a un mandato muy fuerte, estructural, de la maternidad, del lugar en el que históricamente hemos sido colocadas durante siglos las mujeres". 

Y destacó que en 2019 se transforma y se coloca en la agenda política para los candidatos presidenciales: "es el punto en que el movimiento se transforma en agenda política". 

terminó citando a Rodolfo Walsh, quien señaló que las clases dominantes procuran que las clases dominadas y oprimidas no tengan historia, olviden a sus mártires y que sus luchas comiencen siempre separadas de las experiencias anteriores. "En este sentido, realizar este homenaje a las y los compañeros trabajadores de La Forestal, rescatar del olvido su historia, su lucha, su desobediencia contra la injusticia, contra la explotación, contra la violencia, es un acto reparador para nuestra historia y para nuestra memoria, actualizar permanentemente que nuestros desafíos presentes tienen un correlato con las luchas pasadas, que es necesario aprender del camino recorrido de aquellos y aquellas que nos antecedieron, se vuelve fundamental para pensarnos y para construir una sociedad realmente más justa y más igualitaria, las desobediencias de los y las compañeras que nos trajeron hasta acá, su organización y lucha tiene que ser nuestro insumo para correr colectivamente los límites de lo posible hasta que tengamos un mundo digno de ser vivido por todas y todos" 

   






 

 







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